Presentación

En noviembre de 2022 se celebró en Pamplona/Iruña el I Congreso Internacional Historia con Memoria en la Educación a partir de una doble convicción: que es necesario garantizar la transmisión de la memoria democrática de nuestro pasado reciente traumático —el tracto Segunda República, Guerra Civil, franquismo y transición democrática— a las generaciones más jóvenes en el ámbito educativo; y que un gran número de docentes y centros educativos habían abordado ya múltiples intervenciones didácticas en torno a la memoria que ni eran demasiado conocidas ni encontraban espacios de debate y coordinación horizontal. El éxito del encuentro y la fijación en él de una agenda a desarrollar invitan a la convocatoria de un segundo congreso en el que analizar los frutos que han crecido desde entonces (como la RedMemoria, red de centros y docentes por la memoria), abordar nuevos (y no tan nuevos) debates y aproximarse a temáticas y sectores que no tuvieron atención suficiente entonces. 

Historia con Memoria en la educación remite a una voluntad explícita de educar contra la barbarie de la violencia contemporánea, en la que se combinan en siniestra proporción la violencia arcaica, salvaje y ancestral, con la violencia moderna de la guerra total, tecnológica y extremadamente mortífera. El recuerdo colectivo actualizado de las ruinas del pasado (memoria) y las herramientas analíticas para su comprensión (historia) se interpelan en el campo educativo con un mandato ético y cívico de imaginar futuros que no se resignan a la desolación que inunda presentes (en plural) que tanto recuerdan a un pasado que, en realidad, no termina de pasar. Así pues, el camino que se nos abre por delante es el de una educación que problematiza el presente, para construir ciudadanía crítica, disidente y rebelde con la desigualdad y la exclusión. Una educación que propone una historia desde abajo, con nuevas narrativas que integran sujetos históricos cuyo protagonismo ha sido silenciado, de mujeres y hombres en igualdad, y que reivindica la necesidad de reconocer y garantizar los derechos básicos de la ciudadanía.

Desde esta concepción, resulta necesario insistir en la promoción de proyectos educativos que utilicen fuentes y recursos históricos, culturales y artísticos que permitan aproximarse a la vida cotidiana y a la construcción de la historia desde abajo. En este sentido, hay una tradición consolidada de trabajo con fuentes orales, bien construidas por el propio alumnado, bien a partir de la consulta de archivos digitales que recogen, organizan y ponen a disposición de la ciudadanía valiosos testimonios sobre pasados traumáticos y de resistencias ante las dictaduras.

También se van asentando experiencias de rutas y recorridos por las expresiones de la memoria en el espacio público, tanto rural como urbano. En este sentido, a partir del convencimiento de que los lugares de memoria son espacios de gran potencialidad didáctica, parece necesario seguir compartiendo experiencias educativas que interactúan con ellos, pero también reflexionar sobre sus marcos teóricos y sobre el carácter dinámico y cambiante de sus significados a lo largo del tiempo, en definitiva, aproximarse a los procesos sociales por los que se establecen estas marcas territoriales. En este sentido, promover proyectos compartidos entre centros educativos, ya sean próximos en torno a una memoria más local, ya sean alejados geográficamente, pero unidos por memorias semejantes en torno a la cautividad, los lugares de asesinato, la deportación, el exilio o los trabajos forzados, por señalar algunas temáticas más recurrentes. 

Estas líneas de trabajo educativo tienen un ámbito privilegiado de aproximación en la historia local y la microhistoria, entendidas siempre como herramientas fundamentales para la construcción del saber histórico. Desde la indagación en las memorias locales es posible aproximarse, de abajo arriba, a grandes procesos históricos, como la experiencia dramática de los fascismos de los años treinta y cuarenta; pero asimismo se facilita romper con miradas simplificadoras y excesivamente esquemáticas, promoviendo de esta manera una comprensión de la complejidad del pasado, de los pasados. 

Hay sectores que reclamaron un espacio propio en esta convocatoria, como es el caso de la educación infantil y primaria, de la educación no formal, educación de personas adultas y de la formación del profesorado. Hacemos un llamamiento especial a aportaciones en estos ámbitos. De la misma manera, consideramos que las asociaciones memorialistas deben contar también con voz propia en esta convocatoria, para facilitar un encuentro con el mundo educativo que desde hace tiempo ha dado muestras abundantes de su potencialidad. 

Para ello os convocamos al II Congreso Internacional Historia con Memoria en la Educación, a celebrar en Pamplona/Iruña del 14 al 16 de noviembre de 2024. 


ORGANIZADORES